martes, 12 de agosto de 2008

Cartilla para trabajadores de la salud

ASOCIACION ARGENTINA DE PREVENCION DE LA VIOLENCIA FAMILIAR

ASESORAMIENTO Y RECURSOS PARA LA INTERVENCION DE LOS TRABAJADORES DE LA SALUD EN SITUACIONES DE VIOLENCIA FAMILIAR
LIC. GRACIELA B. FERREIRA CON EL APOYO DE SECRETARIA DE DESARROLLO SOCIAL PROGRAMA DE FORTALECIMIENTO DE LA SOCIEDAD CIVIL PROYECTO PADRES Y MADRES CUIDADORES



Introducción:
La Violencia Familiar es un problema social que debe ser reconocido masivamente por toda la población, para dar la debida importancia a una cuestión que se ha mantenido oculta a lo largo de los tiempos. Entre toda/os estamos construyendo la historia de la sensibilización y concientización acerca de la extensión, la gravedad y los costos que los malos tratos dentro de la familia ocasionan a toda la sociedad y sus instituciones. Existen alternativas para los comportamientos destructivos. Todos y todas estamos obligados a favorecer la difusión de este concepto para disminuir la naturalización de la conducta violenta. Cualquier ciudadano/a puede dar un ejemplo y un mensaje positivo a las víctimas que han padecido o padecen maltrato, desaprobando activamente y con firmeza a quienes maltratan, actuando como freno social de las personas abusivas.
Afecta a un alto porcentaje de familias de cualquier comunidad, en todos los niveles económicos y culturales. Se trata de relaciones que implican un abuso de poder de parte de quien ejerce maltrato. Estos abusos pueden ser emocionales, físicos, sexuales, financieros y/o socioambientales. La persona abusiva desarrolla su comportamiento en privado, mostrando hacia el exterior una fachada respetable, insospechable, educada. La conducta violenta es compatible con cualquier aspecto, capacidad, inteligencia, actividad, profesión, etc. Inclusive en aquellos cuyo desempeño familiar, institucional o comunitario sea aparentemente insospechable. Por eso hay que prestar atención a las víctimas, controlando la sensación de incredulidad y rechazo, pues muchas veces aparecen describiendo una imagen de alguien que jamás imaginaríamos cometiendo los abusos que se detallan.
La mayoría de las víctimas presentan un deterioro emocional que suele causar rechazo en quien las oye.
Las investigaciones en todas partes del mundo demuestran que las mujeres, las niñas y los niños, constituyen la mayor población en riesgo de sufrir malos tratos. También son los grupos que con más frecuencia concurren a los hospitales y clínicas, por lo tanto son una fuente de detección y orientación muy importantes para la prevención y el rescate de personas afectadas por la Violencia Familiar.

El maltrato a ancianas/os y a discapacitadas/os es un dato a evaluar cuando se realiza un control de su salud.

¿COMO ES POR LO GENERAL UNA FAMILIA EN LA QUE EXISTE VIOLENCIA?
Es una familia que tiene una estructura muy rígida, verticalista, autoritaria, que discrimina entre varones y mujeres, con roles estereotipados, intolerante y castigadora, en la que se cree que se debe obedecer ciegamente y en la que se castiga o maltrata creyendo que eso constituye un estímulo para la superación personal. En ella se suele utilizar la crítica, la humillación, el silencio, las prohibiciones no razonables, el control y la vigilancia o el retacear el dinero, como formas de ejercer el dominio desde uno de los miembros sobre el resto de la familia. Las decisiones son unilaterales, no hay diálogo e impera el temor y la sensación de culpa en quienes reciben el maltrato.
A veces las personas involucradas no se reconocen como inmersas en un cuadro de Violencia Familiar, pues muchas de sus características coinciden con el perfil tradicional de las antiguas familias en las que un varón ejercía un poder absoluto sobre su familia. Ahora vemos esta situación como una de las formas en que se naturalizó la violencia y quedó oculta dentro de la organización y contexto social en el curso de la historia.
No hace falta que haya golpes físicos para que se consideren cuadros muy graves que afectan las defensan psicofísicas, producen enfermedades, depresión y deseos de morirse en las víctimas. El maltrato crónico disminuye la expectativa de vida de las personas. Por eso hay que ponerle un límite a tiempo.

LA VIOLENCIA ES UN PROBLEMA DE SALUD PUBLICA Y DE SALUD PERSONAL
A las víctimas les cuesta mucho relatar lo que les sucede pues tienen miedo, verguenza y, por lo general, tienden a echarse la culpa de lo que pasa.
Cuando alguien en lugar de escuchar y orientar a una víctima, la critica, la responsabiliza o le reprocha “que algo habrá hecho”, está ejerciendo maltrato y es una segunda victimización que agrega más daño. Si no se está en condiciones de soportar esta dura tarea emocional. hay que conducirla a una consulta con otra persona que pueda abordar la cuestión sin culpabilizar, atendiendo el foco de la urgencia.
Una víctima necesita tiempo, paciencia, desahogo, solidaridad, protección, recursos, revalorización como persona, información sobre sus derechos, expectativas realistas, estrategias de resolución, instrucciones en un lenguaje claro y directo, ponerse en contacto con personas que desaprueben la violencia.
Los cuadros principales de la Violencia Familiar son el Maltrato Infantil, la Violencia Conyugal, el Maltrato a Ancianas/os y el Maltrato a Discapacitados/as. Los dos primeros son los más investigados y conocidos, también los que afectan al mayor número de personas.

PRINCIPIOS BASICOS PARA TENER EN CUENTA:
• Ningún ser humano merece ser maltratado ni golpeado
• La violencia es incompatible con la dinámica familiar
• Nadie debe vivir con miedo, lastimado, insultado o amenazado en su propia familia
• La conducta violenta es una modalidad de comportamiento inaceptable y constituye un delito
• Quien maltrata es responsable de su proceder
• Ningún argumento o razonamiento justifica el uso de la violencia
• La conducta violenta puede dominarse con orientación y aprendizaje, revisando las heridas ocultas de la propia infancia, los modelos incorporados de resolución de conflictos, las identificaciones con personas violentas de la familia de origen, las motivaciones que se tienen para lastimar a quienes están cerca, cambiando los hábitos de comunicación y las creencias negativas sobre la propia persona y los demás

• Todos/as tenemos derecho a enojarnos y expresar la emoción del enojo sin causar daño; no tenemos derecho a llevar ese enojo a la acción porque el acto violento es una conducta destructiva y un falso desahogo de la ira
• Una persona que es maltratada no tiene derecho a maltratar a otros (Por ej.: la violencia que se reproduce en cascada según una jerarquía de poder; el marido golpea a la esposa, la mujer golpea a los/as hijos/as, los/as hermanos/as mayores a los/as menores, etc.)
• La creencia acerca de la “provocación” de la violencia es un mito que sirve para justificarla y tolerarla
• Las intervenciones en Violencia Familiar deben estar realizadas por personas especializadas y entrenadas
• Los varones han de tener cuidado con sus propios estereotipos masculinos cuando orientan a Mujeres Maltratadas
• Las mujeres han de tener cuidado con sus propios estereotipos femeninos cuando orientan a Mujeres Maltratadas
• No se puede ser neutral frente a una conducta violenta, ya que es un delito que atenta contra la salud y los derechos humanos
• Las víctimas han de ser tratadas como personas individuales en riesgo y no como miembros o parte de una familia (una mujer maltratada es ante todo una individualidad y no se la ha de ver o tratar como “esposa” o “madre” pues se tenderá a exigirle paciencia y sacrificio, de acuerdo a los estereotipos femeninos, perdiendo de vista que es su salud y su vida la que está en peligro)
• En el cuadro de Violencia Conyugal el foco de la tarea no es el problema conyugal sino el poner a salvo y proteger a la mujer y a los/as hijos/as
• Las víctimas de Violencia Familiar no son masoquistas ni obtienen satisfacción alguna del hecho de vivir amenazadas y dañadas, quedan atrapadas en un ciclo de violencia, aprenden la impotencia y se identifican con el agresor como defensa cuando creen que su poder es total y que ellas han perdido el control sobre sus vidas
• Transmita con firmeza que no puede permitirse que alguien dañe y humille; enseñe esto a la gente para que comprendan que no es justo ni saludable soportar y someterse a vivir en un riesgo crónico
• Las niñas y niños están diciendo la verdad cuando se animan a hablar de malos tratos y/o abusos sexuales; necesitan ser creídos, aliviados y protegidos
• Las personas que ejercen violencia en su mayoría NO son individuos con alguna patología especial; atribuírles enfermedades es una manera de justificar su conducta y una forma de declararlos inimputables
• La conducta violenta es un problema en sí misma. El alcohol o las drogas no son causa ni la explican aunque agravan el caso. La mayoría de los maltratadores o abusadores no son adictos.
• Toda persona que trabaja o presta servicios en instituciones de la comunidad debe tener conocimientos sobre Violencia Familiar para poder realizar la detección y orientación adecuadas

Síndrome de Acomodación al Abuso Sexual Infantil

El síndrome de acomodación al abuso sexual infantil (SAASI)


Summit denomina de esta manera a los comportamientos típicos que permiten que una niña o un niño puedan sobrellevar situaciones de victimización reiteradas sin que se observen trastornos llamativos en la adaptación social o en el rendimiento escolar. Es decir, que se trata de un conjunto de conductas que, de estar presentes, constituyen indicadores psicológicos altamente relacionados con las vivencias abusivas.
Dice Summit: “éste síndrome está compuesto por cinco categorías, dos de las cuales definen la vulnerabilidad básica de los niños mientras las otras tres son secuelas contingentes del ataque sexual. Estas categorías son:
el secreto;
la desprotección;
el atropamiento y la adaptación;
el develamiento tardío y poco convincente; y
la retractación.
...Estas categorías reflejan no solo la realidad que se impone sobre las víctimas sino que representan francas contradicciones a las suposiciones mas comunes de la mentalidad adulta...

1. El secreto
Summit lo describe de esta manera: “ la iniciación, la intimidación, la estigmatización, el aislamiento, la desprotección y la culpa dependen de una de las características aterradoras del abuso sexual infantil: ocurre solamente cuando el niño se encuentra a solas con el ofensor y jamás es compartido con nadie.
Ningún niño está preparado para la posibilidad de tener un acercamiento sexual con un adulto de su confianza.
Tal posibilidad es un secreto muy bien guardado incluso entre adultos. Por lo tanto el niño queda a merced de la persona intrusiva para asignar cualquier valor de verdad a la experiencia. En medio de todas las explicaciones inadecuadas, ilógicas, destinadas a autojustificarse o a autoprotegerse que brinda el adulto, la única impresión consistente y significativa que percibe la niña es de que se trata de algo peligroso y temible en función del secreto que rodea el contacto.
“este es nuestro secreto, nadie lo entendería”, “no le cuentes a nadie”, “nadie te va a creer”, “no le cuentes a tu madre (a) ella te va a odiar, (b) ella me va a odiar, (c) ella te va a matar, (d) ella me va a matar, (e) ella se va a morir, (f) ella te va a echar de la casa, (g) ella me va a echar de casa, (h) la familia se va a destruir y te vas a quedar en un instituto. “Si le contás a alguien” (a) no te voy a querer más, (b) te voy a pegar, (c) voy a matar a tu perro o (d) te voy a matar.
Más allá de la suavidad o de lo amenazante que suenen las intimidaciones, el secreto le demuestra a la niña que algo malo y peligroso está sucediendo. El secreto es al mismo tiempo la causa del miedo y la promesa de salvación:” todo va a estar bien si no le contás a nadie”...
Habitualmente una niña normal nunca pregunta ni cuenta . contradiciendo la suposición generalizada de que tenderá a buscar ayuda, la mayoría de las víctimas reconocen en estudios retrospectivos que no lo han contado a nadie durante la infancia. Afirman haber temido de que se los culpara por lo sucedido o que el adulto no abusivo no fuera lo suficientemente protector como para impedir la venganza del ofensor. Muchas de las personas que habrían pedido ayuda, manifiestan que sus padres se volvieron histéricos, los castigaron y fingieron que no había pasado nada.
Si la niña no consigue cierto permiso y cierto poder para compartir el secreto y si no existe la posibilidad de una respuesta comprometida y no punitiva, puede pasar toda su vida en un exilio autoimpuesto de la intimidad, de la confianza y de la propia valoración.

2. La desprotección.
Según el autor, las expectativas de los adultos de que la niña se proteja a si misma y revele el abuso de inmediato ignora la subordinación básica y la desprotección en que se encuentran los niños dentro de vínculos autoritarios. A los niños se los enseña a evitar los contactos con extraños, pero se les inculca que deben ser obedientes y cariñosos con cualquier adulto que se encargue de sus cuidados. Los desconocidos, la gente “rara”, los secuestradores y otros monstruos constituyen coberturas convenientes tanto para los niños como para los padres que enmascaran un riesgo mucho mas temible e inmediato: la traición que ocurre en una relación de vital importancia, el abandono por parte de cuidadores y la destrucción de la seguridad familiar básica.
Los resultados de las investigaciones llevadas a cabo hasta ahora coinciden en ciertos datos estadísticos poco tranquilizadores: es tres veces probable que un niño sea molestado sexualmente por un adulto conocido y de confianza que por un desconocido.
Uno de los corolarios de la expectativa de que la niña se proteja a sí misma es la presunción general de que si la víctima no se queja, en realidad está consintiendo la relación. Esta relación resulta altamente dudosa y se incluyen las “míticas” situaciones de la adolescentes seductoras. Aún cuando las adolescentes pudieran ser sexualmente atractivas, seductoras o deliberadamente provocativas, debe quedar claro que los niños no tienen el mismo poder para negarse a los pedidos de una figura parental o para prever las consecuencias de hacer acercamientos sexuales con adultos responsables de sus cuidados. La ética más elemental señala que ante tales equívocos, la responsabilidad de evitar toda actividad sexual clandestina con un menor recae en el adulto.
Sin embargo, en la realidad, las niñas elegidas como compañeras sexuales, con frecuencia no son ni sexualmente atractivas ni seductoras en el sentido convencional. El estereotipo de la adolescente seductora es una creación tanto del develamiento tardío como del deseo dominante del adulto de definir el abuso sexual del niño en los términos de un modelo que se aproxime al comportamiento lógico de los mayores.
La realidad predominante para la mayoría de las víctimas de abuso sexual no se trata de experiencias que ocurren en las calles o en las escuelas, ni de una vulnerabilidad a dos puntas de ciertas tentaciones edípicas sino que más bien consisten en la intrusión progresiva, insidiosa y sin precedentes de actos sexuales llevados a cabo por un adulto investido de poder en una relación unívoca víctima-víctimario. El hecho de que con frecuencia el perpetrador forme parte del vínculo de confianza y se encuentre en una situación afectuosa, solo incrementa el desequilibrio de poder y el grado de desprotección en que se encuentra la menor...
Al igual que las víctimas adultas de una violación, se espera que estas niñas se resistan utilizando la fuerza física, que griten pidiendo ayuda o que intenten escapar. En la mayor parte de los casos, las víctimas no hacen nada de esto.
La reacción normal es disimular, fingir que siguen durmiendo, cambiar la posición en la cama o cubrirse con las sabanas. Las más pequeñas no saben utilizar las fuerzas para evitar amenazas que las desbordan.
La desprotección inherente a los niños no encaja dentro del tan proclamado sentido del libre albedrío en los adultos. Para que una persona adulta se arriesgue a empatizar con la protección absoluta de la infancia necesita ser cuidadosamente guiado; hemos pasado años reprimiendo y tomando distancia de tal horror. La tendencia de los mayores es a despreciar la protección y a criticar a quienes se someten a las intimidaciones con facilidad. Se suele considerar a las víctimas como cómplices a menos de que se compruebe que el consentimiento se obtuvo mediante la utilización de la fuerza o de amenazas de violencia. Deberíamos recordar que una acción silenciosa o un gesto por parte de un progenitor reviste características coercitivas para un niño dependiente y que para una criatura, la amenaza de perder el amor o la seguridad familiar resulta más atemorizante que cualquier amenaza violenta.
En este apartado, Summit hace una acotación que es interesante para que los adultos testigos del relato de los niños tengan en cuenta: “por lo general, cuanto más ilógica e increíble nos parezca la escena de iniciación a los adultos, mayor es la probabilidad de que la dolida descripción aportada por la víctima sea verídica.
Resulta engañoso a veces pensar que “un padre afectuoso no actuaría desde ningún punto de vista según cuenta la niña; aunque más no sea, resulta increíble que se arriesgue de una forma tan extravagante. Este análisis lógico contiene al menos dos suposiciones ingenuas: 1) que los acercamientos sexuales se hacen bajo una base racional y 2) que implican situaciones de riesgo para los adultos. Tener comportamientos sexuales con niños no constituyen un gesto reflexivo de afecto, más bien se trata de una búsqueda compulsiva y desesperada de aceptación y sometimiento. Los riesgos de ser descubiertos son mínimos, sobre todo si la niña es muy pequeña y mantiene un vínculo previo de autoridad y afecto. Los hombres que utilizan a los niños como parejas sexuales recuerdan rápidamente algo que sigue pareciendo increíble para los adultos menos impulsivos: las criaturas dependientes se encuentran en un estado de indefensión para resistirse o quejarse.

3. El atrapamiento y la acomodación.
Al respecto dice Summit: “cuando la niña se vuelca en un vínculo de dependencia, el acercamiento sexual no constituye un episodio que ocurre solo una vez. El adulto puede sentirse atormentado por los remordimientos, por la culpa, el temor y la determinación de no volverlo a hacer, pero la cualidad prohibida de la experiencia sumada a la facilidad con que ha conseguido consumarla , parecen ser invitaciones para la reiteración. Comienza a desarrollarse un modelo conductual compulsivo y adictivo que continúa hasta que la niña alcanza la autonomía o hasta que el develamiento y la prohibición forzada se imponen sobre el secreto.
La única posibilidad de detener el abuso es que la niña busque protección o que se busque una intervención en forma inmediata. Si esto no sucede la única alternativa saludable que le queda a la víctima es la de aprender a aceptar la situación y a sobrevivir. No hay salida, ni existe un lugar donde poder ir.
Un niño sano, normal y emocionalmente flexible aprenderá a acomodarse a la realidad del abuso sexual continuado. El desafío que debe enfrentar es no solo el de acomodarse a los requerimientos sexuales cada vez más intrusivos sino también a la mayor toma de conciencia acerca de la traición y de su transformación en un mero objeto por parte de una persona a la que habitualmente se la idealiza como una figura protectora, altruista y afectiva. Muchas conductas rotuladas como patológicas en el funcionamiento psicológico de adolescentes y adultos, se originan en las reacciones naturales de un niño sano a un ambiente parental profundamente antinatural y enfermo.
La dependencia patológica, la tendencia al autocastigo, las automutilzaciones, la reestructuración selectiva de la realidad y los trastornos de personalidad múltiple, para nombrar solamente algunos, representan habitualmente vestigios de habilidades aprendidas dolorosamente en la infancia.
La niña sumergida en la inermidad de la victimización continuada debe aprender alguna forma de obtener la sensación de poder y control. A una criatura no le resulta sencillo conceptualizar que su progenitor es despiadado y egoísta; esta conclusión equivale a sumirse en el abandono y el aniquilamiento. La única opción aceptable resulta creer que ella provocó estos dolorosos encuentros y tener la esperanza de que aprendiendo a ser buena, conseguirá ser amada y aceptada. La suposición desesperada de su responsabilidad junto con el fracaso inevitable para sentirse aliviada, constituyen las bases sobre las que asienta el odio a sí misma y lo que Shengild denomina una fractura vertical en la prueba de realidad.
El padre abusivo muestra una demostración gráfica e instruye a la víctima acerca de cómo se es buena. La niña debe estar disponible para los requerimientos sexuales si protestar. Siempre existe una promesa explícita o implícita de recompensa. Si la nena es buena y mantiene el secreto, puede proteger a sus hermanas de los acercamientos sexuales (“es bárbaro contar con vos para que me quieras, sino tendría que hacerlo con tu hermana más chica”), a la madre de la desintegración (“sino contara con vos tendría que estar por los bares buscando mujeres”) y, fundamentalmente preservar la seguridad del hogar (“si llegas a contar me meterían preso y todas ustedes irían a institutos”).
En una clásica reversión de roles del maltrato infantil, se le confiere a la niña el poder de destruir a la familia y la responsabilidad de mantenerla unida. La niña, y no sus progenitores, es la que debe poner en juego su altruismo y su auto control para garantizar la supervivencia de los demás.
No quedan dudas de que se produce una fractura inevitables en los valores morales convencionales. La máxima virtud consiste en mentir para mantener el secreto, mientras que el mayor pecado consiste en decir la verdad. De esta manera, la niña victimizada, parecería aceptar o buscar el contacto sin protestar.
Si la niña no logra crear una economía psíquica para conciliar los continuos ultrajes, la intolerancia a la desprotección y los crecientes sentimientos de rabia buscarán expresarse de alguna forma. Por lo general, esto lleva a conductas autodestructivas y al refuerzo del odio a si mismas, a la automutilización, a intentos suicidas, a actividades sexuales promiscuas y a reiteradas fugas del hogar. También pueden aprender a sacar provecho de los privilegios, favores y recompensas que le puede ofrecer el padre, lo que en el proceso, refuerza la imagen autopunitiva de “prostituta”. Puede pelear con ambos progenitores pero focaliza toda su rabia en la madre, a quien reclama haberla abandonado en las manos del padre. Supone que, la madre, este enterada del abuso y que, o no le preocupa o es totalmente ineficaz para intervenir. La etapa final de este mecanismo es creer que es un ser tan intrínsecamente corrupto que a nadie le preocuparía cuidarla. El fracaso de la relación madre hija refuerza la desconfianza que la adolescente siente con respecto a sí misma como mujer y la torna todavía más dependiente con la patética esperanza de ser aceptada y protegida por un hombre abusivo.
Los varones victimizados presentan una tendencia más marcada a manifestar su rabia a través de comportamientos agresivos y antisociales. Se muestran más intolerantes que las niñas con su propia desprotección y tienden a racionalizar que están utilizando la relación para su propio beneficio personal.
El abuso de drogas es otra forma de escape para las víctimas de ambos géneros.
Conviene reiterar que todos estos mecanismos de acomodación –el martirologio doméstico, la fractura de la realidad, los estados alterados de conciencia, los fenómenos histéricos, la delincuencia, la sociopatía, la proyección de la rabia y aún la automutilación –forman parte de las habilidades para la pervivencia de la víctima.


4. El develamiento tardío, conflictivo y poco convincente.
Continúa Summit. “la mayor parte de los casos de abuso sexual no se conocen jamás, a menos fuera del núcleo familiar. Los casos tratados, informados o investigados, constituyen la excepción y no la norma. El develamiento se produce como consecuencia de un conflicto familiar abrumador, del descubrimiento accidental por una tercera persona, o al alcance sensible y a la divulgación comunitaria a través de las agencias de protección a la infancia.
Cuando el factor que desencadena el develamiento es un conflicto familiar, habitualmente significa que el abuso sexual ha ocurrido durante años y se ha producido una ruptura en los mecanismos de acomodación.
La joven debe permitirse revelar el secreto en una crisis de rabia después de alguna discusión familiar especialmente punitiva en la cual el padre ha hecho ostentación de su autoridad. La adolescente busca comprensión y desea la intervención en el momento en que tiene menos posibilidades de encontrarlas. Las autoridades están descolocadas debido al comportamiento delincuente y a la intensa furia rebelde que expresa la muchacha... Se supone que inventa la historia para vengarse de los intentos paternos para imponer un control y una disciplina razonables. Cuanto mas abusivo e irracional sea el castigo impuesto, mayor es la desconfianza que despierta lo que dice la jovencita. Se suele pensar que una muchacha es capaz de cualquier cosa para evitar las penitencias, es capaz aún, acusar a su padre falsamente.
Agrega que no importa el estado emocional en el que una adolescente devela una situación abusiva crónica. Tanto el descontrol afectivo como el control más estricto sirven para invalidar su relato: “si la joven es una delincuente, hipersexual, contrasexual, suicida, histérica, psicótica o perfectamente adaptada, o si está furiosa, evitativa o serena; cualquier emoción que demuestre o cualquier mecanismo de adaptación que haya utilizados serán interpretados por los adultos de manera tal que invalide sus denuncias.
En lo que se refiere a las madres de las niñas y los niños victimizados, afirma: “contrariamente, habitualmente a lo que se cree, la mayoría de las madres no estan al tanto de los abusos sexuales que ocurren en sus hogares. El matrimonio requiere de alto monto de confianza ciega y de negación para subsistir. Ninguna mujer compromete su vida y su seguridad con un hombre que se muestre capaz desde un principio, de molestar sexualmente a sus propios hijos. Los detalles obvios de la victimización cobran estas características solo retrospectivamente. La suposición de que la madre debería haber sabido, equivale al reclamo de la niña de que la madre debe estar en contacto de forma intuitiva con un trastorno emocional invisible, y más aún oculto con total deliberación.
Las madres en estos triángulos incestuosos, desde su lugar de dependencia tanto de la aprobación como de la generosidad de los padres, se ven confrontadas con dilemas fragmentadores del psiquismo del mismo estilo que los que enfrentan sus hijas. Una de dos: o la hija es mala y merece ser castigada o el padre es malo y castiga injustamente. Uno de los dos miente y no es digno de confianza. Gran parte de la seguridad , la adaptación social y del sentido adulto de la autoestima de estas mujeres necesita del apoyo y la confiabilidad de sus parejas. El hecho de aceptar la opción alternativa representa la destrucción no solo de la familia sino de una parte importante de sus propias identidades. Existe una pequeña proporción de casos que son develados o descubiertos por las madres. Sin embargo, tan solo un ínfimo porcentaje es informado a las agencias de protección de la infancia. Las madres optan por no creer o por negociar una solución dentro del núcleo familiar.

5.La retractación.
Dice Summit acerca de este mecanismo que ocurre con tanta frecuencia y es utilizado para convertir a la víctima en víctimaria: “una niña es capaz de desdecir cualquier afirmación que haya hecho sobre el abuso sexual. Debajo de la rabia que motoriza el develamiento, las niñas descubren que los temores y las amenazas fundamentales que permitían mantener el secreto, son ciertas. Los padres las abandonan y las acusan de mentirosas. Las madres no les creen y se descompensan en cuadros de histeria y de furia descontrolada. Las familias se fragmentan y todos los hermanos son separados del hogar. Los padres se ven amenazados por la cárcel y la desgracia. Se responsabiliza a las niñas por haber generado este descalabro y todos las tratan como si fueran monstruos. Se las interroga sobre los detalles más escabrosos y se las alienta a incriminar a sus progenitores, a la vez que nadie incomoda a estos hombres que permanecen en sus hogares en la seguridad de sus familias. Las jóvenes son ubicadas en lugares sustitutos o en instituciones sin que se les brinde demasiada esperanzas de regresar a sus casas.
Una vez más las niñas son responsables tanto de preservar como de destruir a sus familias. La intervención de roles continúa cuando se sugiere que la alternativa mala consiste en decir la verdad y la opción buena la de capitular y mentir para el bien de la familia. A menos que se brinde especial apoyo a las niñas y se produzca una intervención inmediata para obtener la admisión de responsabilidad por parte de los padres, las víctimas proseguirán su evolución normal y se retractaran.
Esta sencilla mentira resulta mas creíble que las denuncias explícitas de acercamientos incestuosos. Confirma las expectativas adultas de que las niñas no son de fiar. Restablece el precario equilibrio familiar. Las niñas aprenden a no quejarse. Los adultos a no escuchar. Y las autoridades en no creer en las jóvenes rebeldes que utilizan su poder sexual para destruir a los padres bien intencionados.[1]



[1] SUMMIT, Roland C. Comentarios sobre el Síndrome de Acomodación al Abuso Sexual Infantil. Temas de maltrato infantil –Programa Familias del Nuevo Siglo. Año 1, nº 1; septiembre, 1997.

Violencia y Abuso en la Familia

SANZ, Diana; MOLINA, Alejandro. . Buenos Aires 1999: Editorial Lumen/hvmanitas.
Parte 1
Tratado sobre violencia y abusos en la familia


...Estos modelos implícitos corresponden al modelo autoritario de familia, donde el respeto no es entendido como reciprocidad entre los miembros, sino que es definido a través de una estructura de poder vertical...
...El potencial de violencia en una familia está determinado por la adhesión a los siguientes componentes:
1) Grado de verticalidad de la estructura familiar.
2) Grado de rigidez en las jerarquías.
3) Creencias en torno de la obediencia y el respeto.
4) Creencias en torno de la disciplina y el valor del castigo.
5) Grado de adhesión a los estereotipos de género.
6) Grado de autonomía de los miembros.

...En una rápida revisión, podemos identificar algunos factores de riesgo asociados al maltrato físico.
I. El aislamiento social y la pobreza de relaciones con la familia extensa....
II. Familias monoparentales presentan mayor riesgo al maltrato...
III. La convivencia de la madres y sus hijos con un varón que no es el padre de estos aumenta la probabilidad de stress...
IV. La presencia de toxicomanías (alcoholismo y drogadicción) es una variable asociada al maltrato físico...

CAPITULO 2
Marco teórico y conceptual del abuso sexual.


Sexualización traumática.
Este aspecto se refiere al proceso por el cual la sexualidad infantil es forzada por caminos evolutivamente inapropiados, e interpersonalmente disfuncional.
1) Los niños abusados son usualmente recompensados por sus conductas sexuales que son evolutivamente inapropiadas.
2) ...Los niños aprenden a usar la conducta sexual como una estrategia para manipular a los otros para conseguir la satisfacción de sus necesidades.
3) Por medio de la experiencia sexual, ciertas partes del cuerpo se vuelven sobreerotizadas
4) Se desarrollan conceptos erróneos acerca de la sexualidad...


Traición.
La traición la siente el niño en referencia al perpetrador, tanto como el adulto no ofensor...

Estigmatización.
La estigmatización proviene de los mensajes negativos que de sí mismo incorpora el niño, tanto durante como después de interrumpido el abuso...

Sentimiento de ineficacia.
...No debe haber experiencia de mayor vulnerabilidad que tener el espacio corporal continuamente invadido en contra de los propios deseos. Miedo, ansiedad, vulnerabilidad, sensación de estar atrapado son todas sensaciones congruentes con esta problemática...

CAPITULO 4
Consideraciones finales

Respuesta del sistema. Revictimización secundaria del niño
...Pocos pediatras o ginecólogos infanto-juveniles tienen la suficientes experiencia en la detección de los signos específicos con el abuso...
...Es común encontrarse con la dificultad que poseen los jueces, cuando realizan una derivación para el tratamiento o evaluación. Al no poseer suficientes conocimientos generales acerca de la problemática, no tienen forma de evaluar si las necesidades del niño o de la familia objeto de la protección están debidamente contempladas en el tipo de atención que se les está ofreciendo.

Toxicidad del sistema legal.
Como consecuencia de esta múltiple exposición, los niños van perdiendo la espontaneidad y fluidez que pudieron haber estado presentes en el primer relato. Los niños se defienden de esta intromisión desmedida en su intimidad, enmascarando sus sentimientos, sus emociones mas inmediatas. Algunos llegan a despedirse de toda emoción y afecto ligado a la experiencia, dando la imagen de pequeños autómatas que cuentan experiencias de terceros...
...Los niños no tiene una lógica preparada para entender la utilidad de repetir una y otra vez, ante la persona de confianza primero, y ante el médico forense, el psicólogo, el o los jueces y los auxiliares después, la misma información.
Las reacciones de rabia, frustración, fatiga y desencanto, suelen volcarla hacia si mismos... Para muchos niños, sobre todo para los más pequeños, las consecuencias posteriores al develamiento pueden convertirse en más traumáticas que el abuso en sí mismo...
...La situación no es muy diferente en el fuero civil, ya que la ausencia de declaraciones y procedimientos confrontativos (evaluaciones repetidas por efecto de pericias impugnadas, declaraciones sucesivas, confrontación con el tribunal oral) suele ser suplantada por el tironeo de las demandas por visitas o tendencia, implicando muchas veces evaluaciones individuales, vinculares y familiares sucesivas, sin resolución en el corto plazo...

Violencia y abusos sexuales en la familia –Un abordaje sistémico y comunicacional

PERRONE, Reynaldo; NANNINI, Martine. -. Primera edición . Buenos Aires, 1997: Editorial Paidós.

Premisas.
...Se adoptan cuatro premisas básicas.
...Primera premisa: La violencia no es un fenómeno individual sino la manifestación de un fenómeno interaccional. No puede explicarse tan sólo en la esfera de lo intrapsíquico sino en un contexto relacional, puesto que es el resultado de un proceso de comunicación particular entre dos o más personas.
Segunda premisa: Todos cuantos participan en una interacción se hallan implicados y son por lo tanto, responsables (aquí la palabra “responsable” hace referencia a una responsabilidad interaccional, no legal)...
Tercera premisa: En principio, debe darse por sentado que todo adulto, con capacidad suficiente para vivir de un modo autónomo, es el garante de su propia seguridad. Si no asume esta responsabilidad, estimula los aspectos incontrolados y violentos de la otra persona, con lo que organiza y alimenta una interacción de carácter violento...
Cuarta premisa: Cualquier individuo puede llegar a ser violento, con diferentes modalidades o manifestaciones. La violencia y la no violencia, más que estados opuestos y excluyentes, corresponden a una situación de equilibrio inestable en el mismo individuo...
...Un individuo no es en sí violento, sino que su violencia aparece según el contexto o la particular modalidad de la interacción en que está inmerso...

Violencia agresión.
En la agresión simétrica la violencia toma, pues, la forma de agresión, y su contexto es el de una relación de igualdad. La violencia se manifiesta como un intercambio de golpes: tanto uno como otro reivindican su pertenencia a un mismo status de fuerza y de poder...
...En ambos casos, y en la continuidad de la relación simétrica, tras la agresión suele haber un paréntesis de complementariedad que hemos denominado pausa complementaria...
...Los actores y los participantes olvidan el pasaje y el acto y refuerzan su alianza. Durante este periodo los actores pueden pedir ayuda fuera del sistema...
...la pausa complementaria tiene dos etapas diferentes:

1.la aparición del sentimiento de culpabilidad,
2.los comportamientos reparatorios como mecanismo de olvido, banalización, desresponsabilización y desculpabilización...

...En la violencia agresión, la identidad y la autoestima están preservadas: el otro es existencialmente reconocido. El pronostico es positivo y las secuelas psicológicas son limitadas. Conscientes de la incongruencia de los episodios violentos, los actores de la violencia agresión muestran su preocupación y su libertad de salir adelante.

Violencia castigo.
En la relación complementaria, la violencia toma forma de castigo y se inscribe en el marco de una relación desigual. Se manifiesta en formas de castigos, sevicias, torturas, negligencia o falta de cuidados. Uno de los actores reivindica una condición superior a la del otro y se arroga el derecho de infringirle un sufrimiento, muchas veces cruel, a quien, por definición, coloca en una clase inferior a la suya...
...Puesto que se trata de una relación de desigualdad, la violencia es unidireccional e íntima. Es que actúa la violencia se siente existencialmente superior al otro, y éste por lo general lo acepta. La diferencia de poder entre uno y otro puede ser tan grande que el que se encuentra en posición baja no tiene alternativa y debe someterse contra su voluntad. En el nivel social, conocemos esta violencia bajo la forma de la tortura y el genocidio...
...En la violencia castigo no hay pausa....Al no haber pausas esta violencia permanece escondida, y toma un carácter intimo y secreto. Ninguno de los actores habla de ella en el exterior ...Ambos actores tienen una muy baja autoestima. El maltratado presenta un importante trastorno de la identidad, y su sentimiento de deuda respecto de quien lo castiga lo lleva a justificar los golpes y sufrirlos sin decir nada. El actor emisor a menudo es rígido, carente de toda empatía, impermeable al otro y a toda y a su diferencia, excepto en lo que ésta pudiera parecerle peligroso para si mismo...
...En la violencia castigo está afectada la identidad de la persona en posición baja, puesto que se le niega el derecho a ser “otro”. Las secuelas son profundas, la autoestima esta quebrantada y el pronostico es reservado. La persona que ocupa la posición alta solo tiene una mínima conciencia de la violencia y un confuso sentimiento de culpabilidad...
...La diferencia entre ambas formas de violencia (agresión y castigo) es extremadamente rica en informaciones, ya que configura dos modelos relacionales diferentes...

Consenso implícito rígido.
...La violencia se presenta en forma ritualizada...
...Se observa una anticipación e incluso una preparación de la secuencia violenta. Todos los participantes pueden tomar parte de esta especie de contrato o acuerdo al que denominamos consenso relacional rígido...Se trata más bien de una trampa relacional...
...Veremos que el consenso opera en éste nivel bípersonal pero tiene raíces individuales, ya que se apoya en la imagen negativa y frágil que cada uno tiene de sí o sobre circunstancias previas que se registran como tales en la historia individual...
...Aunque no equivale a la voluntad de que las cosas ocurran así, tal acuerdo funciona como una especie de cerrojo relacional respaldado por la baja autoestima...
...El consenso implícito rígido se apoya en esos sentimientos...

Los disparadores de la violencia.
Una de las características de la interacción violenta es la manera en que cada uno de los actores establece la puntuación de la secuencia. El comportamiento de uno sirve para justificar el del otro...
...En el curso del nuestro estudio pudimos observar que siempre hay un poderoso activador que autoriza el pasaje al acto y anuncia el episodio violento. Es necesario identificar este mensaje particular en las transacciones, ya que él provoca inmediatamente la agresión física...

Indicadores sociales: El Lado Oculto de la Escena Familiar

GROSMAN, Cecilia; MESTERMAN, Silvia. Maltrato al Menor –-. Segunda edición actualizada y ampliada. Buenos Aires 1998: Editorial Universidad.
Estas autoras en relación al maltrato infantil dicen, que :
Esta mayor exhibición del problema obedece a un cambio en las relaciones de poder dentro de la estructura familiar y a un reconocimiento de los derechos personales de los componentes de la familia. La nueva posición de la mujer en la sociedad, el reconocimiento del niño como sujeto de derechos, el respeto que merecen…
...Este reconocimiento social se consolida y adquiere legitimidad en la segunda mitad del siglo XX con los tratados de derechos humanos, entre los cuales destacamos, con relación al niño, la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 y, treinta años más tarde, en 1959, la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño...

Indicadores sociales: Abuso sexual en niños y adolescentes de ambos sexos.

ALMONTE Carlos, INSUNZA Carla, RUIZ Cecilia. Sexual Abuse in Children and Adolescents of Both Sexes. © 2006 Sociedad de Neurolog• Psiquiatr•y Neurocirug•br>. Carlos Silva V. 1292, Depto. 22. Plaza Las Lilas, Providencia Santiago de Chile. Fono 232 9347.
editorial@sonepsyn.tie.cl


Se puede observar una mayor latencia en consultas por abuso en los menores de 6 años. En la etapa escolar y adolescencia existe una mayor correspondencia entre el momento del abuso y la consulta por el mismo.
La iniciación del ASI en niños menores de 10 años (escolares) de ambos sexos alcanza al 63,6%. El 18% de las víctimas es abusada entre los 10 y 16 años (adolescentes). En el 18,3% restante de los casos no se consigna la edad de la primera experiencia de abuso. En cuanto a la frecuencia de consultas, éstas ocurren mayoritariamente en los grupos de mayores de 10 años (58%).

Indicadores sociales:

TARAZONA, José Luis, MD. Abuso Sexual. Capitulo XII. Departamento de Ginecología-Obstetricia. Fundación Santa Fe de Bogotá.

Los abusos en adolescentes menores provienen frecuentemente de personas conocidas o de familiares, lo cual se observa hasta en 75% de los casos, mientras en los adolescentes mayores se relacionan con actividades sociales que incluyen el consumo de alcohol o de agentes psicotrópicos, entre los cuales unos de los más utilizados son el flunitrazepam (Rohypnol) y la escopolamina. Hasta 40% de los casos de violación en adolescentes se asocian con el uso de substancias psicotrópicas.
Un grupo de especial riesgo son los menores con discapacidades mentales.