miércoles, 6 de agosto de 2008

Incesto y Abuso Sexual Infantil

Un Enfoque Desde la Psicología Preventiva
Organización Panamericana de la Salud - Lima, Mayo 2003
Ministerio de Salud Kallpa

INCESTO, ABUSO SEXUAL INFANTIL Y FAMILIA


Las familias forman a sus miembros y les inculcan roles que éstos actuarán y
desarrollarán más adelante. Así, en las familias disfuncionales se modelan en su interior los roles de incestado(a), de abusadores(as) o abusadas(os) y estas personas con sus roles disfuncionales aprendidos se encontrarán en la escena social y se relacionarán entre sí.
Tanto el incesto como el abuso sexual infantil son indesligables en cuanto a su etiología ambos se originan en la familia, en edades muy tempranas e influyen en la vida de la persona hasta su esclarecimiento en psicoterapia.
El incesto como el abuso sexual infantil se encuentran vinculados, tanto a nivel de
víctima como de victimario, con sistemas familiares que promueven y refuerzan estilos de conducta marcados por un deficiente control de impulsos (por ejemplo en la presencia de conductas autopunitivas, autoinculpatorias y sancionadoras consigo mismo), ausencia de conductas de protección y autocuidado, identidad difusa manifestada a través de una conducta dependiente, social y emocionalmente; y poco asertiva.
El incesto y el abuso sexual se encuentran asociados a la desorganización social,
política y económica de una sociedad, deterioro que se refleja en una pérdida de valores.
Por ejemplo, se valora más los bienes materiales que la vida humana.
En este encuadre se entiende por incesto a las materializaciones del impulso sexual con algún miembro de la familia nuclear, extensa o política. También, con alguna persona fuera de la familia que represente y actué un rol familiar.
El incesto puede clasificarse de la manera siguiente:
a. Fantaseado a nivel de fantasía de deseo sexual, consciente o inconsciente, dirigido hacia un miembro de la familia nuclear, extensa o política.
La fantasía es un mecanismo psicológico que pone de manifiesto los impulsos y
deseos reprimidos de la conciencia, pero presentes como condicionantes o determinantes de nuestra conducta.
b. Materializado cuando se concreta la relación sexual con algún miembro de la familia nuclear, extensa o política, en cualquiera de sus manifestaciones.
La presencia en la persona de fantasías incestuosas conscientes o inconscientes más allá de los seis años de edad configuran una situación incestuosa patológica, que al igual que el incesto materializado, requiere de tratamiento psicoterápico. Estas fantasías incestuosas también se pueden presentar en algunos adolescentes debido a la actividad hormonal intensa que se desarrolla en ese período, sin embargo este episodio si es muy fugaz no es patológico.
Por otro lado, se considera que el abuso sexual infantil es la consecuencia de una
tergiversación en la composición de los impulsos. Así, en la descarga del impulso sexual hay una inversión anormal de la predominancia. Predomina lo tanático (agresivo) sobre lo erótico (placentero) por lo tanto, el abusador siente placer al observar el miedo de su víctima. En muchos casos si la víctima no da señales de temor el abusador o la abusadora puede perder el deseo.
El abuso sexual infantil se da cuando un adulto o persona mayor hace objeto a un
niño(a) de sus impulsos sexuales, ya sea a través de insinuaciones, comentarios o la materialización de actos sexuales.

INDICADORES DE RIESGO

• Solteros(as) maduros. Este es un indicador válido sólo para el caso de incesto.
Existencia de miembros de la familia, nuclear, extensa o política, que a pesar de estar en condiciones materiales y etáreas, no han podido constituir una pareja estable o tienen mucha dificultad para hacerlo; poniendo en evidencia, la dificultad en pasar de la endogamia a la exogamia. Podemos citar el caso de los “novios eternos”.
• La pareja constituida tiene una diferencia de edades muy significativa. Que
suscitan comentarios populares de: “Te has casado con tu papá” o “ con tu mamá”.
• Colecho y cohabitación. El colecho se produce cuando uno de los padres o ambos duermen en la misma cama con el hijo(a) o los hijos(as). La cohabitación se da cuando los padres comparten la misma habitación con sus hijos(as).
• Roles confusos en la familia. Padre o madre que dependen en todo momento y
edad de los hijos(as) sin motivo que lo justifique. El hijo o la hija hacen las veces de padre o madre, procurando protección y sustento a los padres que funcionan como hijos.
También cuando se dan roles invertidos, la madre hace el papel del padre y el padre hace el papel de la madre.
Así mismo, cuando los hermanos(as) mayores crían a sus hermanos(as) menores,
asumiendo el papel de padres. O cuando la esposa hace de madre del esposo que actúa como hijo o viceversa.
• Sexualidad de la pareja insatisfactoria o ausente, porque está interferida por los conflictos emocionales de sus miembros. Disfunciones eréctiles, anorgasmia, entre otros.
• Celos de uno de los padres por el enamoramiento de sus hijos(as). La familia impide o dificulta sistemáticamente el enamoramiento de sus hijos(as).
• Trabas a que el hijo(a) pueda constituir un grupo de pertenencia (amigos, amigas) fuera de la familia. Restricciones inmotivadas a participar y disfrutar de la vida social.
• Padres “tocadores”. Realización de caricias exageradas de padres hacia los
niños(as). Besos en la boca entre padres e hijos(as).
• Al interior de la familia niños(as) “tocadores”. Tocan zonas erógenas, (pecho,
genitales, glúteos, piernas) de uno de los padres (generalmente, de la madre) o de ambos, también de adultos que visitan la casa.
• Padres e hijos(as) juntos bañándose desnudos. También padre, madre que bañan a sus hijos(as) hasta edades en que el niño o niña puede ya valerse por sí mismo(a).

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