jueves, 10 de julio de 2008

Puesta a punto bibliografica sobre la relación de los conceptos parafilias y abuso sexual infantil Nº 87

FELDMANN, Denise. Tutora: FRIDMAN, Cristina Tania. . Facultad de Humanidades. Licenciatura en Psicología. Universidad de Belgrano. Bs. As. Departamento de investigación. Junio 2003.

En esta tesina, la autora nombra indicadores de abuso sexual y toma aspectos integrales psicológicos, sociales, familiares, individuales, médicos. Agregando en los efectos del abuso a largo plazo, aquellos que pueden padecer las personas en su vida adulta.

Indicadores de abuso sexual:
  • el niño es utilizado por sus padres o tutores para realizar actos sexuales
  • el niño es utilizado por sus padres o tutores como objeto de estimulación sexual


El abuso sexual infantil se divide en las siguientes categorías:


Abuso sexual con contacto físico:

  1. Incesto: contacto físico sexual o intercurso sexual por un pariente de consanguinidad lineal, o por figuras adultas que estén cubriendo de manera estable el papel de figuras parentales (padres adoptivos, parejas estables).
  2. Violación: contacto físico sexual o intercurso sexual, por una persona adulta.
  3. Vejación sexual: conducta sexual con un menor; siendo el contacto y la estimulación la gratificación de las necesidades o deseos sexuales de el adulto. Incluye:
  • tocamiento o manoseo intencionado de los genitales o partes íntimas por parte del perpetrador al niño
  • forzar, alentar o permitir al niño que toque, chupe, etc. de manera inapropiada las partes íntimas del perpetrador.

Abuso sexual sin contacto físico:

  1. Solicitud indecente o seducción verbal explícita a un niño.
  2. Exposición de los órganos sexuales a un niño con el propósito de obtener excitación /gratificación sexual, agresión, degradación, etc.
  3. Realizar en presencia de un menor el acto sexual intencionalmente con el objeto de buscar excitación/ gratificación sexual, agresión, degradación, etc.
  4. Auto masturbación en presencia de un menor.


En la revisiones realizadas de los estudios sobre este tema (Beitchman[1] et al., 1991; Browne y Finkelhor[2], 1986; Kendall-Tackett[3] et al., 1993; Trickett y McBride-Chang[4], 1995) se llegó a la conclusión de que los niños que fueron sexualmente abusados presentan en mayor medida que los controles, síntomas como miedo, pesadillas, desorden de estrés postraumático, depresión, retraimiento social, neurosis, conducta regresiva, trastornos somáticos, conducta sexual inapropiada, conducta agresiva, antisocial, delincuencia, problemas escolares y de aprendizaje, hiperactividad, huída de casa, baja autoestima y comportamiento suicida; así como también síntomas combinados (problemas internos y externos).


Variación de los efectos del abuso sexual infantil según las diferentes etapas evolutivas

  • En los niños de preescolar el síntoma más característico es la expresión de algún tipo de conducta sexual considerada como anormal. Otros síntomas frecuentes son la ansiedad, las pesadillas, el desorden de estrés postraumático y los problemas internos y externos de conducta.
  • En el Estudio Tufts[5] (1984) el 27% de los niños de entre cuatro y seis años obtuvo puntuaciones superiores a lo normal en una escala de conducta sexual en la que se medía el tener relaciones sexuales, la masturbación manifiesta, excesiva curiosidad sexual y el mostrar con frecuencia los genitales. En el Estudio de Mian[6] et al. (1986) se vió que la conducta sexual anormal incluía el juego con juguetes, meterse objetos en la vagina o en el ano, la masturbación, pedir estimulación sexual y un conocimiento sexual precoz o inadecuado para su edad.
  • Los niños de edad escolar (6-11 años) víctimas de abusos sexuales presentan más problemas internos (especialmente depresión) y externos (especialmente agresión y desórdenes del comportamiento) de conducta. También en esta etapa hay síntomas de conducta sexualizada y de inicio de actividades sexuales. Los escolares que fueron abusados sexualmente presentan conductas sexuales inapropiadas, como masturbación excesiva, preocupación sexual, exhibicionismo y agresión sexual, con más frecuencia que los niños normales o clínicos. Otros síntomas frecuentes son el miedo, las pesadillas, la neurosis, la depresión, una baja autoestima, la hiperactividad, problemas de conducta, problemas emocionales, efectos en el funcionamiento cognitivo y los problemas escolares (Friedrich[7]: 1993).
  • Adams[8] et al. (1995) encontraron que el historial de abuso sexual era un predictor altamente significativo de tres subtipos de conductas sexuales inapropiadas; comportamiento hipersexualizado, exhibicionismo y conducta sexual agresiva. Los sujetos que presentaban conductas sexualmente inapropiadas tenían más probabilidad de haber sufrido un abuso sexual (82% versus 36% del grupo control). Entre los que tenían conductas hipersexualizadas había una mayor proporción de niñas, y se relacionaba con el abuso sexual y con un trastorno de estrés postraumático. El exhibicionismo y las agresiones sexuales se relacionaban con una experiencia de abuso sexual, retrasos en el desarrollo, un cociente intelectual más bajo y problemas en las relaciones con los iguales.
  • Otro síntoma significativo que se da en las víctimas escolares de abuso sexual infantil es un importante descenso de sus sentimientos de autovaloración o autoestima (Sauzier:[9] 1989).
  • Entre los adolescentes víctimas de abuso sexual son síntomas frecuentes la depresión, el retraimiento social, una baja autoestima, las ideas y conductas suicidas o auto agresivas, los trastornos somáticos, las conductas antisociales (huídas del hogar, vaguear, el consumo de drogas/alcohol), sufrir nuevos abusos sexuales, comportamiento sexual precoz, embarazo y problemas de identidad sexual.
  • Los pacientes adolescentes que fueron abusados sexualmente tienen mayor probabilidad de presentar síntomas depresivos y psicóticos/esquizoides, como alucinaciones. (Sansonnet-Hayden[10] et al., 1987).
  • McClellan[11] et al. (1995) encontraron que el historial de abusos sexuales estaba relacionado con un incremento de síntomas de desorden de estrés postraumático y de desórdenes de personalidad borderline.
  • Otros estudios muestran como síntomas del abuso sexual infantil en la adolescencia el inicio de relaciones tempranas, la promiscuidad, la prostitución y el embarazo (Burgess, Hartman y McCormack: 1987)[12]. Los factores que podrían predisponer a un embarazo en la adolescencia, según Rainey, Stevens-Simon y Kaplan[13] (1995) son las dinámicas caóticas de las familias disfuncionales (equiparación de autoestima y sexualidad que puede llevar a una iniciación sexual temprana, la promiscuidad y el uso de métodos contraceptivos ineficaces), las secuelas emocionales del abuso sexual infantil (la depresión y la baja autoestima pueden generar el deseo de quedar embarazadas), ó la prolongación durante la adolescencia de los abusos sexuales (el embarazo puede ser el resultado del abuso o el deseo de escapar de esa situación).
  • También se encontró que el abuso sexual en la infancia puede predisponer a trastornos de la identidad sexual o a la homosexualidad, esto se observa más en los varones que en las chicas. Johnson y Shrier[14] (1985) obtuvieron resultados que indicaban una superioridad de homosexualidad (48% versus 8%) y de bisexualidad (10% versus 3%) entre adultos jóvenes varones con una historia de abuso sexual infantil, en comparación con un grupo de control.

Efectos a largo plazo del abuso sexual infantil: (VIDA ADULTA)

El abuso sexual infantil puede ser el desencadenante de desarrollo psicopatológico durante la etapa adulta. Los efectos a largo plazo se observan en síntomas como ansiedad, depresión, baja autoestima, intentos de suicidio, desorden de estrés postraumático, problemas en las relaciones interpersonales, vulnerabilidad a una nueva victimización, trastornos en el funcionamiento sexual, consumo de drogas y/o alcohol y trastornos físicos.
Gross y Apfelbaum[15] (1996) consideran que los efectos a largo plazo, comparativamente, son menos frecuentes y claros que los efectos iniciales.

Plantean que hay determinados factores que agravan los efectos de los abusos sexuales, como ser:

  • Que haya contacto genital.
  • Que se den en forma repetitiva.
  • Que se emplee la fuerza.
  • Que la víctima tenga entre 7 y 14 años.
  • Que la víctima tenga que dejar el hogar.
  • Que la víctima no reciba apoyo de su familia.
  • Que el agresor sea adulto, hombre, padre o padrastro.

Principales dimensiones de los efectos a largo plazo del abuso sexual infantil

  • En cuanto a las reacciones emocionales y las autopercepciones, se ha encontrado que es más probable que las mujeres que sufrieron abuso sexual durante su infancia presenten niveles significativamente superiores de depresión.
  • El abuso sexual infantil También se relaciona con los trastornos del sueño, ansiedad, sentimientos de vergüenza y culpa, miedo a las personas del otro sexo, problemas sexuales e ideas suicidas (Bendixen, Muus y Schei: 1994)[16].
  • Briere y Runtz[17] (1986) hallaron que el 56% de las pacientes que habían sido objeto de abuso sexual infantil tenían un historial de intentos de suicidio. Estas ideas o intentos de suicidio dependían de la cantidad de agresores y del uso de la violencia durante los abusos.
  • Se ha encontrado que los sentimientos de aislamiento y de estigmatización y la baja autoestima son otros síntomas comunes de adultos que en su infancia fueron víctimas de abuso sexual. Esta sintomatología, según Briere[18] (1984:), aumentaba en los casos en los que hubo incesto.
  • Según Pérez Conchillo y Borrás (1996) las víctimas de abuso sexual infantil no encuentran expresión para sus deseos, sus elecciones se inhiben y pasan a ser un mero objeto para el uso del otro. Este paso de sujeto que elige a objeto que es elegido para ser usado puede generar profundos sentimientos de indefensión y lesionar gravemente la autoestima. A esto también se le suman sentimientos de impotencia, tristeza, rabia o vergüenza. Lo cual puede llevar a que las víctimas de abuso sexual infantil se conviertan, en la vida adulta, en abusadores de otros niños.
  • Con respecto a los desórdenes de personalidad, algunos estudios demuestran que existe una relación entre abuso sexual en la infancia y el desorden de personalidad múltiple. Coons y Milstein[19] (1986) encontraron que el 75% de las pacientes con desorden de personalidad múltiple había sufrido de abusos sexuales en la niñez.
  • DiTomasso y Routh[20] (1993) encontraron una relación entre el abuso sexual infantil y los desórdenes de disociación.
  • Así como también con el desorden de personalidad borderline; aunque en el caso de este trastorno las relaciones padres/hijos es un aspecto que puede ser más significativo que el abuso sexual en sí (Bryer[21] et al.,1987).
  • Las víctimas de abuso sexual infantil muchas veces presentan en la adultez, según Lipovsky y Kilpatrick[22] (1992) desorden de estrés postraumático, es decir que reexperimentan intrusivamente el suceso traumático (generalmente través de imágenes retrospectivas durante las relaciones sexuales) y lo alternan con fases de negación del suceso.
  • El abuso también tiene efectos en las relaciones interpersonales, generando problemas para relacionarse con hombres y mujeres, y dificultades en la crianza de los hijos. Síntomas frecuentes de las víctimas de abuso sexual son conflictos, opresión o abusos en las relaciones matrimoniales, los que se deben generalmente a la falta de habilidades de comunicación y de asertividad. Por lo que es común que haya insatisfacción matrimonial y por ende más divorcios (Jehu, 1988).


[1] Beitchman, J. H.; Zucker, K. J.; Hood, J. E.; DaCosta, G. A., y Akman, D. (1991). A review of the short-term effects of child sexual abuse. Child Abuse and Neglect, 15, 537-556.

[2] · Browne, A., y Finkelhor, D. (1986). Impact of child sexual abuse: a review of the research. Psychological Bulletin, 99 (1), 66-77.

[3] Kendall-Tackett, K. A.; Williams, L. M., y Finkelhor, D. (1993). impact of sexual abuse on children: A review and synthesis of recent empirical studies. Psychological Bulletin, 113 (1), 164-180.

[4] Trickett, P. K., y McBride-Chang, C. (1995). The developmental impact of different forms of child abuse and neglect. Developmental Review, 15, 311-337.

[5] Tufts’ New England Medical Center, Division of Child Psychiatry. (1984). Sexually exploited children: Service and Research Project. Final report for the Office of Juvenile Justice and delinquency Prevention. Washington, D.C.: US Department of Justice.

[6] Mian, M.; Wehrspann, W.; Klajner-Diamond, H.; LeBaron, D., y Winder, C. (1986). Review of 125 children 6 years of age and under who were sexually abused. Child Abuse and Neglect, 10, 223-229.

[7] Friedrich, W. N. (1993). Sexual victimization and sexual behavior in children: A review of recent literature. Child Abuse and Neglect, 17, 59-66.

[8] Adams, J.; McClellan, J.; Douglass, D.; McCurry, C., y Storck, M. (1995). Sexually inappropiate behaviors in seriously mentally ill children and adolescents. Child Abuse and Neglect, 19, 555-568.

[9] Sauzier, M. (1989). Disclosure of child sexual abuse: For better or for worse?. Psychiatric Clinics of North America, 12, 455-469.

[10] Sansonnet-Hayden, J.; Haley, G.; Marriage, K., y Fine, S. (1987). Sexual abuse and psychopathology in hospitalized adolescents. Journal of the American Academy of Child and adolescent Psychiatry, 26, 753-757.

[11] McClellan, J.; Adams, J.; Douglas, D.; McCurry, C., y Storck, M. (1995). Clinical characteristics related to severity of sexual abuse: A study of seriously mentally ill youth. Child Abuse and Neglect, 19, 1245-1254.

[12] Burgess, A. W.; Hartman, C. R., y McCormack, A. (1987). Abused to abuser: Antecedents of socially deviant behaviors. American Journal of Psychiatry, 144, 1431-1436.

[13] Rainey, D.; Stevens-Simon, C., y Kaplan, D. W. (1995). Are adolescents who report prior sexual abuse at higher risk for pregnancy?. Child Abuse and Neglect, 19, 1283-1288.

[14] Johnson, R. L., y Shrier, D. K. (1985). Sexual victimization of boys. Journal of adolescent Health Care, 6, 372-376.

[15] Gross, S y Apfelbaum, L. B. (22 al 26 de septiembre de 1996). Mejor no saber. Familia y Abuso sexual. IX Congreso Mundial de Violencia Familiar. (pp. 928-943). Panamá.

[16] Bendixen, M.; Muus, K. M., y Schei, B. (1994). The impact of child sexual abuse. A study of a random sample of norwegian students. Child Abuse and Neglect, 18, 837-847.

[17] Briere, J., y Runtz, M. (1986). Suicidal thoughts and behaviors in former sexual abuse victims. Canadian Journal of Behavioral Science, 18, 413-423.

[18] Briere, J. (1984). The effects of childhood sexual abuse on later psychological functioning: Defining a post-sexual abuse syndrome. Artículo presentado en la Third National Conference on Sexual Victimization of Children, Washington, D.C.

[19] Coons, P. M., y Milstein, V. (1986). Psychosexual disturbances in multiple personality: Characteristics, etiology, and treatment. Journal of Clinical Psychiatry, 47, 106-110.

[20] DiTomasso, M. J., y Routh, D. K. (1993). Recall of abuse in childhood and three measures of dissociation. Child Abuse and Neglect, 17, 477-485.

[21] Bryer, J. B.; Nelson, B. A.; Miller, J. B., y Krol, P. A. (1987). Childhood sexual and physical abuse as factors in adult psychiatric illness. American Journal of Psychiatry, 144, 1426-1430.

[22] Lipovsky, J. A., y Kilpatrick, D. G. (1992). The child sexual abuse victim as an adult. En W. O’Donohue y J. H. Geer (comps.), The sexual abuse of children: Clinical issues, 2, pp. 430-476. Hillsdale (NJ): Law reference Erlbaum Associates.


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